Columna Vertebral de Daniel Osvaldo | Rave's @daniel_osvaldo
Yo era nuevo en esos ambientes pero iba con mi primo, el no me abandonaría (metafóricamente). Cargado con una mochila llena de provisiones suficientes para que un soldado sobreviviera una semana (galletas emperador, roles bimbo, bebida monster y tres botellas de agua) llegué. Aparte de esto llevaba también mi bolsa para dormir y mis cámaras.
Yo no tenía ni idea de los dj’s que tocarían esa noche, de hecho poco me importaban (y me importan). La figura de la noche era un tal Sesto Sento, popular por hacer el remix de la cancioncita gay “my dream is to fly over the rainbows, so high”, y de hecho abrió su set con esa.
Era una cosa espantosísima. Jamás en mi vida había visto tantas drogas duras dentro de un cuerpo humano. Quiero pensar que en toda la noche no hubo casos de sobredosis, espero. Ácidos, papeles, tachas. Lo único atractivo, para mi, era peyote pero después de probar su asqueroso sabor preferí que la única manera para que yo consuma eso es en aguas locas, no directamente.
Ya en la pista de baile, lo que los “ravers” llaman el “dancefloor”, los empujones no paraban. Tanto el compa de al lado a punto de caerse, como el compa del otro lado extasiado en su viaje que salta y baila hiperactivamente creando una nube de polvo con sus pies. Ahora multipliquen eso por mil y métanlos todos debajo de una carpa.
Perdónenme pero yo no tuve ningún viaje. Sus raves apestan. Aunque confieso que bailé un poco, sólo un poco, después fui a la tienda de campaña a recostarme un poco. Las fotos ahí están.
No hay comentarios:
Publicar un comentario